Una ciudad inteligente es aquella ciudad que permite a sus gestores, a través de la tecnología y la recogida de información digital, conocer mejorar la realidad de la ciudad, cómo funciona y obtener unas pautas reales para gestionar los recursos existentes de manera sostenible.

La recogida de información, ayuda a gestionar de forma eficiente el tráfico, el alumbrado, los niveles de contaminación o los sistemas de riego en parques y jardines. Y algo más importante, la recogida de esta información nos ayuda a conocer las necesidades y los problemas a los que se enfrentan los ciudadanos.

Todo ello es posible gracias a Internet y el uso masivo de los dispositivos móviles, smartphones principalmente. Estos factores han hecho que se haya modificado la forma en que en consumimos información, compramos o nos relacionas con el mundo exterior; con el que estamos conectados en todo momento.

Así, la tendencia que vamos a ir viendo cada vez más, será  la de ver elementos y objetos cotidianos de nuestro día a día, conectados entre sí. A esto se le conoce como el Internet de las Cosas, interconexión digital de los objetos cotidianos. En el caso de las ciudades, serán los edificios, los coches, las señales de tráficos, los servicios públicos, etc. los que estén conectados. Todos los elementos de la ciudad, podrán dialogar entre sí e intercambiar información. En algunas ciudades esta interconexión ya existe, pero los objetos usan lenguajes diferentes, por lo que no pueden comunicarse entre sí.

Todos estos flujos de información, generados por los smartphones, los sensores y otras fuentes de datos que controla la ciudad, darán un impulso definitivo al concepto del Big Data. Este concepto, relativamente nuevo, se entiende como la recolección de toda esa información heterogénea para su posterior análisis.

Pese a que la integración de sistemas y mejorar el funcionamiento global de la ciudad, es uno de los objetivos principales de las ciudades inteligentes, no debemos olvidar, que los ciudadanos son sus habitantes y principales protagonistas, por lo tanto, deben desempeñar un papel fundamental. El bienestar de los ciudadanos, es una de las prioridades de las Smart Cities.

El Big Data nos da las claves para entender los patrones de comportamiento y de consumo de los ciudadanos. Con estos datos, el gobierno de la ciudad, tiene que ofrecer soluciones y alternativas que permitan mejorar la vida de sus ciudadanos.

Con este cambio, las ciudades serán más humanas, primando el interés de sus habitantes y sobre todo, su calidad de vida.

Y si vamos todavía más allá, para conseguir ser una ciudad verdaderamente inteligente, deberemos dar acceso gratuito a toda esa información. Este concepto que hemos empezado a escuchar mucho últimamente, se denomina open data. Con el acceso abierto a la información, cualquier persona, organismo o empresa, podrá generar aplicaciones útiles para móviles que ayuden a resolver necesidades específicas de los ciudadanos.

Un ejemplo cercano del aprovechamiento de la liberación de datos, es el evento  #hacksanfermin que se realiza desde hace dos años en Pamplona.

#hacksanfermin es un evento en el que personas del ámbito del desarrollo, diseño, periodismo, etc . se reúnen para desarrollar aplicaciones de datos, aplicaciones móviles, páginas web, visualizaciones de datos, juegos y/o reportajes relacionados con Pamplona, y en especial con los Sanfermines.  El objetivo es liberar datos, recursos gráficos, fotografías y código con licencias libres, así como promover en el entorno cercano, la colaboración entre profesionales de diversos perfiles.

Desde Ferrovial Servicios, a través de nuestra plataforma de Infociti hemos iniciado ese camino para lograr que las ciudades de nuestro entorno, sean Ciudades Inteligentes. Barañáin de Navarra y Urretxu de Guipúzcoa han sido las primeras ciudades en apostar por este proyecto con el objetivo de mejorar la calidad de vida de todos sus ciudadanos.